OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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SIGNOS Y OBRAS |
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LOS MEDICOS Y EL SOCIALISMO1
La larga y magna secuencia que ha tenido en el gremio médico español la adhesión del doctor Marañón al Partido Socialista, convida a enfocar el tópico de las profesiones liberales y el socialismo. No cabe duda acerca de que si Marañón y otros ases de la Medicina han pedido su inscripción en los registros del Partido Socialista español, es porque previamente los había ganado ya la política. Tampoco cabe duda respecto a que han entrado en el Partido Socialista, no por razones de expresa y excluyente suscripción del programa proletario, sino porque sólo podían enrolarse en un partido viviente. Los partidos españoles están muertos. Lo que rechaza en ellos a los intelectuales activos e inquietos, sensibles y atentos a la vitalidad, no es tanto su ideología como su inanidad. El Partido Socialista español, en fin, más que una función revolucionaria clasista tiene una función liberal. Pero todo esto deja intacta la cuestión central: la permeabilidad de la medicina, entre las profesiones liberales, a las ideas socialistas. Desde Marx y Engels está constatada la resistencia reaccionaria de los hombres de leyes a estas ideas. El abogado es, ante todo, un funcionario al servicio de la propiedad. Y la abogacía, por razones pragmáticas, se comporta como una profesión conservadora. Este es un hecho que se observa a partir de la Universidad. Los estudiantes de Derecho son, generalmente, los más reaccionarios. Los de Pedagogía constituyen el sector más avanzado. .Los de Medicina, menos proclives, por su práctica científica, a la meditación política, no tienen otros motivos de reserva o abstención que los sentimientos heredados de su ambiente familiar. Mas la Medicina como la Pedagogía no temen absolutamente al socialismo. Quienes las ejercen, saben que un régimen socialista, si algo supone respecto al porvenir de estas profesiones, es su utilización más intensa y extensa. El Estado socialista no ha menester, para su funcionamiento, de muchos hombres de leyes; pero, en cambio, ha menester de muchos médicos y de muchos educadores. Los ingenieros, por las mismas razones, cuentan igualmente con su favor. Lo más sugestivo en el caso de Marañón y sus colegas de la Medicina española es que estos intelectuales eminentes y célebres se incorporan, sin hesitación, en un partido fundado hace años por un obrero oscuro, por un tipógrafo, con otros hombres previdentes y abnegados del proletariado. El Partido Socialista español ha hecho solo y exiguo muchas largas jornadas antes de atraer a sus rangos a los magnates de la inteligencia. Marañón y sus colegas se dan cuenta de que sería absurda por su parte la tentativa de crear un partido nuevo. Los partidos no nacen de un conciliábulo académico. El diagnóstico de la situación política española a que han llegado esos médicos insignes es bastante sagaz para comprenderlo. NOTA:
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